Maeth

Mientras contemplo esa rutinaria puerta,
esas rutinarias figuras imaginarias;
mientras me embarco en los rutinarios
sonetos de la rareza
se perturba mi quehacer diario...
-DELIRIO-
Un ruido, algo del otro lado de esa puerta...
esa puerta ahora dejó de ser rutinaria...
creo que es una nueva, la vieja puerta alrato regresará.
-DELIRIO-
¿qué es lo que sucede allá afuera?
¿realmente estoy adentro?
no importa en lo absoluto,
ese ruido cesante y cansado...
Algo en ese lugar oscuro está
tratándo de volar hacia la luz,
pero no puede
¿porqué?
-DELIRIO DE PERSECUCIÓN-
Me da miedo, ¿es una bestia?
¿un demente?
¿un demonio?
Es probable que no sea un pedazo de espejo roto,
así que deshago esas tres posibilidades.

Deambula por mis pensamientos tu nombre,
¿eres ese ser de la noche
oculto en las pesadillas?
¿eres ese ser fascinante, extaciante, excitante, perversión de la imaginación?
Llenas de golpe mi inocencia,
derrumbas la poca cordura.

Aún así no pretendo abrir la puerta,
me da miedo,
probablemente no tenga tanta suerte
y vea a un asesino,
así que prefiero dejarte ir esta vez,
si es que acaso eras tú.

Que mal que no puedas cantar alguna bella y triste canción,
ni susurrar tu verdadero nombre cerca de mí,
que mal que no puedas tomar mis manos,
y sobre todo,
que mal que no pueda beber alguna gota de sangre tuya...

Y aún sin eso, sigues haciéndome temblar de emoción.